La ejecución del rápel varía en función del grado de dificultad de un cañón y este, varía en función de los diferentes factores climatológicos. Un mismo cañón en condiciones de caudal bajo es poco más que una entretenida actividad, mientras que, con algún metro cúbico más sería actividad solo apta para profesionales. Por ese motivo, los barranquistas han ido elaborando una serie de soluciones y técnicas específicas que han hecho del barranquismo una disciplina.

Antes de meternos en materia vamos a dejar claro un par de nociones básicas:

Lo primero que debe saber cualquier persona que quiera realizar esta actividad, es que deberemos siempre quitarnos la mochila para enfrentarnos a cualquier problema de aguas vivas. La mochila dificulta nuestros movimientos, además, la flotabilidad adicional que genera nos puede suponer un problema a la hora de salir de determinadas corrientes.

Nunca hay que descender una cascada con recepción dudosa con la mochila colgando del cabo de anclaje, pues puede quedar enganchada en la corriente, convirtiéndose en un ancla que nos impida salir.

Por otro lado, recordad llevar siempre a mano una navaja y un silbato para comunicarse con los compañeros. El cuerpo y la mochila siempre tienen que estar lo más despejados posible para evitar engancharnos con alguna rama.

Dicho esto, vamos a empezar con tres de las técnicas básicas del barranquismo.

Rápel ajustado

Siempre que un rápel termine en una marmita, en una badina o en una poza con movimientos de agua peligrosos.

Importantísimo, el barranquista nunca debe llegar a la poza con la cuerda en el descensor. Estaría bajo agua, con fuerte corriente y con varios metros de cuerda enreda a su alrededor.

Para evitarlo, basta con que la cuerda de rápel por la que se desciende quede ajustada a la longitud del mismo.

Cuando el barranquista llegue a la poza se le acabará la cuerda y caerá al agua con el descensor y las manos libres.

¿Cómo se hace?

Se pasa la cuerda por la anilla de rápel hasta que se vea que el cabo queda colgando a poca distancia sobre el agua. Se bloquea el rápel con un nudo de ocho realizado por seno, con una gaza con bastante sobrante que funcionará “por atasque” contra la anilla.

Rápel ajustado alargable

Es la versión evolucionada del anterior. Es aconsejable emplearlo cuando el recorrido del rápel sea por cascada o en aquéllos casos en que es necesario ajustar el rápel, pero desde la reunión no se ve la recepción, por lo que no es fácil asegurarse de que la longitud de la cuerda ha quedado convenientemente ajustada.

El funcionamiento es sencillo. Se trata de realizar un montaje en reunión que permita dar al compañero unos metros adicionales de cuerda de rápel, descolgándolo lo que sea necesario. Por ejemplo, el compañero va descendiendo por una cascada y tiene un bloqueo en el descensor en el que hay que intervenir rápidamente dándole los metros de cuerda necesarios que le permitan llegar abajo y salir de esa peligrosa situación.

¿Cómo se hace?

La instalación es similar al anterior: se pasa la cuerda por el anillo de reunión, ajustando el cabo a ras del agua; si no se ve la recepción, es aconsejable quedarse corto, y alargarlo después según las instrucciones del primero que baje.

La diferencia está en que, en lugar de bloquear la cuerda con un nudo de ocho o nueve “por atasque”, lo haremos con un sistema que permita, en caso necesario, el desbloqueo para dar al compañero los metros de cuerda que precise. Por ejemplo, con el descensor de ocho bloqueado y atascado en la anilla de rápel por atasque o con el descensor de ocho fugado en reunión y funcionando por atasque, en el último caso, para dar cuerda al compañero en caso necesario, desharemos la fuga mientras sujetamos con fuerza la cuerda que tenemos en reunión.

Para recuperar la instalación, el último, antes de descender, sustituirá el sistema desembragable por un nudo de atasque, convirtiendo el rápel alargable en rapel ajustado “normal”.

Es aconsejable

  1. Hay que asegurarse de que se puede tener una perfecta comunicación entre el que desciende y el que se queda en reunión. Es aconsejable llevar un silbato, que se pueda oír incluso con el estruendo del caudal en el cañón.
  2.  No es una técnica exenta de riesgos, especialmente en el caso de que el rápel sea por cascada. Antes de empezar a descolgar a alguien que está en mitad de una cascada con una recepción agitada hay que pensárselo mucho y estar muy seguro de cuál es la situación del compañero.

Pongámonos en el caso de que alguien que está bloqueado en la cuerda, y al que le faltan 10 metros para llegar abajo, le descolgamos esos 10 metros, llegará a una poza o marmita, con movimientos peligrosos, rodeado de 10 metros de cuerda flotando alrededor suyo y con el descensor puesto y bloqueado.

Por otro, porque si por un malentendido damos cuerda a quien ni la necesita, ni se la espera, necesariamente lo desequilibraremos.

Rápel guiado

Maniobra útil para evitar al grupo, excepto al primero, llegar a la recepción de un rapel, que por distintos motivos nos puede interesar evitar. Los motivos más comunes pueden ser: una recepción agitada, una marmita trampa, desviar la trayectoria de un rapel que discurre por el interior de una cascada o una marmita con agua estancada en un barranco seco.

Se trata de instalar una cuerda tensa desde la cabecera del rapel al “punto seguro” donde queremos hacer llegar al grupo y una segunda cuerda que servirá para rapelar. No tienen por que ser dos cuerdas distintas, lo normal es montarlo con la misma si esta es lo suficientemente larga.

Para descender por el guiado pasaremos nuestro cabo de anclaje por la cuerda guía y nuestro descensor en simple por la cuerda que hemos preparado para rapelar. Si la cuerda guía tiene poca pendiente seria recomendable pasar el descensor en rápido para evitar atascarnos. Sin embargo, si la guía es bastante vertical colocaremos el descensor en clásico o con algún sistema que nos proporcione mayor rozamiento.

Podemos encontrarnos con 3 tipos de rápeles guiados según nuestra situación: rápel guiado convencional, rápel guiado con anclajes en el “punto seguro”, dudosos o inexistentes y el rápel guiado a mochila.

¿Cómo se hace?

Guiado convencional

Para esta maniobra necesitamos dos instalaciones sólidas y debidamente trianguladas. La instalación de la cabecera tiene que ser capaz de aguantar el doble de nuestro peso más las tensiones que le podamos aplicar al deslizarnos por la guía. 

En el «punto seguro» donde queremos hacer llegar al resto del grupo debería de existir una instalación sólida capaz de aguantar nuestro peso ya que durante la maniobra, de ella dependerá nuestra seguridad, en caso de fallar caeríamos al suelo. Por este motivo la triangularemos debidamente para repartir la carga entre los anclajes, lo mejor posible.

La longitud de cuerda necesaria es el doble de la distancia que hay entre la instalación de cabecera y la del «punto seguro» más un poquito más. Con este montaje posteriormente tirando de la cuerda de rapel podremos recuperar las cuerdas desde abajo. Es conveniente poner un mosquetón en la gaza y engancharlo a la cuerda guía, sobre todo si existe la posibilidad de que el nudo de atasque pase a través de la anilla central. No se aconseja su uso cuando el rápel guiado pase directamente bajo cascada.

Ahora montaremos la parte de abajo, para llegar hasta allí utilizaremos la cuerda guía para rapelar. La otra cuerda la podemos desplegar ahora o decir al resto del grupo que lo haga cuando estemos abajo. Si la desplegamos antes de bajar tendremos que fijarnos en cual es la cuerda guía.

 Con este sistema de tensado multiplicamos por 3 la fuerza que podemos hacer para tensar la guía, a costa de aumentar el recorrido de la cuerda. Cuanto más vertical sea la guía menos tensión necesitaremos para guiar a los barranquistas.
Soltaremos la cuerda del mosquetón del Machard y fugaremos el dinámico debidamente. Retiraremos el Machard, dejando así la guía lista para su uso.
El resto del grupo como ya se ha explicado solo tiene que poner su cabo de anclaje en la guía, y el descensor en la otra cuerda. De esta manera irán colgando de la guía y con su descensor controlaran la velocidad de avance hasta llegar al «punto seguro».

Guiado con anclajes en el “punto seguro” dudosos

Lo más habitual es encontrarnos en la situación de tener que montar un guiado y no tener en el «punto seguro. En este caso nos veremos forzados a utilizar los anclajes naturales que haya o los que podamos instalar, o incluso el peso de nuestro propio cuerpo usando nuestro arnés como reunión. 

La gaza de nueve que hemos hecho en lugar de cogerla con un mosquetón a la cuerda de rapel, la vamos a fijar a la reunión. De esta manera al tensar la guía no arrastraremos la cuerda de rapel, sacándola de la instalación.
Se procederá a tensar la cuerda guía desde abajo de la misma manera que en el guiado convencional pero sin aplicar una tensión excesiva para no sobrecargar los anclajes dudosos. De esta manera la tensaremos con nuestro propio peso. El resto del grupo utilizará el guiado como un guiado convencional, salvo el ultimo, que tendrá que realizar algún cambio para poder recuperar las cuerdas.
Para el ultimo tendremos que quitar la tensión de la guía y este debería soltar el mosquetón que habíamos dejado anclado a la reunión de arriba y anclarlo a la cuerda de rapel, si se estima necesario o retirarlo en caso contrario.

Guiado a mochila

Es una variación del rápel guiado que sirve en situaciones de caudal elevado para el primero que se enfrenta a la recepción. Una vez la haya superado deberá montar un guiado convencional o al cuerpo para el resto del grupo.

Se lanza una mochila atada al extremo de una cuerda hasta algún resalte aguas abajo de la recepción agitada. El agua incide sobre la mochila tensando la cuerda que lleva atada.
Anclaremos una mochila abierta, incluso con algún bote estanco abierto dentro, para que se llene mejor de agua, al extremo de la cuerda.
Dejaremos los metros de cuerda suficientes para que la mochila llegue hasta el resalte en el que queremos que se quede y hacemos un nudo dinámico sobre un mosquetón anclado a la instalación. Una vez ajustado el extremo fijaremos la cuerda a la reunión mediante una gaza de nueve con un mosquetón. La cuerda que sobra en reunión la plegaremos y recogeremos apropiadamente para evitar problemas.
Con esta maniobra necesitamos otra persona que se quede en cabecera para convertir el guiado a mochila en un guiado convencional o guiado con anclajes dudosos, según la situación en la que nos encontremos.

Hay muchas más técnicas para comentar, pero lo dejaremos para los siguientes post. Hasta entonces, si te has quedado con ganas de conocer más sobre el barranquismo, puedes echarle un vistazo a Barranquismo, el salto.

También puedes poner en práctica todo lo aprendido con nosotros.