Los neveros.
Mucho antes de que construyeran la primera fábrica de hielo en Granada en 1922, la tarea de abastecer a los hosteleros y hospitales de hielo la ejercían los neveros. Estos hombres dan nombre al «camino de los neveros», una ruta muy conocida de Sierra Nevada.
Los neveros se dedicaban a recoger nieve de las alturas, la protegían como podían para que llegase en estado sólido hasta la ciudad y se la vendían a los ciudadanos y a los empresarios. Las vertientes del Genil y del Monachil, la Fuente de los Castaños, El Purche, las crestas del Dornajo, Peñones de San Francisco y Laguna de las Yeguas, guiaban a los viajeros hacia la búsqueda de las umbrías y recodos donde abundaban los ventisqueros de nieves perpetuas. El desplazamiento se efectuaba a lo largo de la noche o en las primeras horas de la madrugada para evitar que la nieve se derritiese.
En Granada, la nieve se usó de forma terapéutica y también como refresco, existiendo todo un comercio alrededor de ella. Una vez que ya habían recolectado la nieve, la almacenaba en enormes pozos situados en los bosques. Los neveros cubrían con hojarasca estos pozos para evitar que la luz pasara. Más adelante idearon unas estructuras visibles por Sierra Nevada. Por fuera parecían una casita pequeña, pero su interior era tan profundo que podía albergar toneladas de nieve.
Pozo nevero
De todo este trozo de historia nos ha quedado “ El Camino de los Neveros”, el cual hoy en día esta conservado y balizado, por lo que se puede visitar desde la Avenida de Cervantes hasta el Veleta. Además, sus paisajes son dignos de ver. Conoce más secretos de Sierra Nevada con nuestras rutas de raquetas de nieve guiadas.